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Machu Picchu se halla en un pequeño y profundo valle cuyo único acceso es a pie o por tren. Dada la creciente demanda turística, las limitaciones de transporte y que no haya espacio para la preparación tradicional de compost, el manejo de desechos se convirtió en un problema serio. En el año 2016, UNESCO evaluó la inclusión de la ciudadela inca en la lista de Patrimonios Mundiales en Riesgo.

Comprometida con el acuerdo Biodiversidad y Empresa firmado durante la Convención sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas (COP 20), Inkaterra Asociación, en alianza con la compañía multinacional de bebidas AJE Group y la Municipalidad de Machu Picchu, ideó una solución eficiente para que Machu Picchu sea la primera ciudad de Perú y Latinoamérica en gestionar la mayoría de sus residuos sólidos de forma responsable, a beneficio de su herencia cultural y natural. Con ello, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno es hoy percibida como un destino sostenible y se convierta en un ejemplo de gestión para el ecoturismo a nivel mundial.

 

Compactadora de Plásticos

En 2017 se dio la primera iniciativa de Machu Picchu Sostenible: la donación de una máquina compactadora para procesar 7 toneladas diarias de residuos plásticos, que son transportados por tren a plantas de reciclaje en Cusco.

Este proyecto fue crucial para resolver la crisis de manejo de residuos en Machu Picchu, observada por UNESCO en el año 2016 cuando se evaluó la inclusión de la ciudadela inca en la lista de Patrimonios Mundiales en Riesgo.

Asimismo, Inkaterra y AJE entregaron a SERNANP una Planta Compactadora de Residuos Plásticos destinada para la limpieza y el reciclaje en el Camino Inca, la ruta de trekking más famosa de Sudamérica.

 

Producción de biodiesel

La Planta de Transformación de Aceite en Biodiesel y Glicerina se inauguró en el 2018 dentro de las instalaciones de Inkaterra Machu Picchu Pueblo Hotel.

A través de la recolección de aceite vegetal usado en los hogares, albergues y restaurantes de Machu Picchu, se producen 20 galones diarios de combustible biodiesel. Mensualmente, son tratados seis mil litros de aceite usado, evitando que sean vertidos en el caudal del río Vilcanota.

De acuerdo a estudios, un litro de aceite quemado contamina mil litros de agua. Por ello, Inkaterra promueve la donación de aceite quemado entre los hogares, hoteles y restaurantes de Machu Picchu Pueblo. La producción local de biodiesel reduce el uso de combustibles fósiles y la huella de carbono originada por el transporte de combustibles desde Lima a Machu Picchu, distancia de aproximadamente 1150km.

Por otro lado, la glicerina obtenida en este proceso de fabricación de biodiesel es utilizada por la Municipalidad de Machu Picchu para la limpieza de las aceras y pisos de piedra, reemplazando así a los productos químicos.

 

Tratamiento de residuos orgánicos

La alianza entre Inkaterra Asociación, AJE Group y la Municipalidad de Machu Picchu inauguró la primera Planta de Tratamiento de Residuos Orgánicos.

Esta tecnología innovadora comisionada al Grupo Alimenta, tiene la capacidad de procesar a través de pirólisis (descomposición química a altas temperaturas en ausencia de oxígeno) ocho toneladas de residuos al día para generar bio-carbón, un fertilizante natural que ayudará a la reforestación del bosque de nubes andino y contribuirá con la productividad agrícola en Machu Picchu.

De este modo, la planta de pirólisis para el tratamiento de residuos orgánicos es un proceso con utilidad local, que evita costos de transporte. La iniciativa no solo es sostenible, sino también rentable para la municipalidad, ya que el costo de producción in situ es más bajo el precio de mercado del bio-carbón.

La iniciativa de Machu Picchu Sostenible ha logrado despertar la conciencia ecológica de la comunidad, que hoy segrega la mayoría de sus residuos de los hogares y establecimientos desde su punto de origen. En el 2018, el proyecto de convertir la ciudad de Machu Picchu en un modelo de sostenibilidad global fue galardonado en Alemania con el prestigioso premio Die Goldene Palme en la categoría «Turismo Responsable”, como también el premio Líderes + 1 (Perú).