Inkaterra Asociación (desde 1978) fue fundada oficialmente en 2001, aunque sus orígenes se remontan a 1978, cuando se iniciaron los primeros inventarios de biodiversidad en torno al albergue Cusco Amazónico (hoy Inkaterra Reserva Amazónica). Estos estudios pioneros buscaban medir el impacto positivo del ecoturismo en los ecosistemas naturales, y confirmaron lo que José Koechlin, fundador de Inkaterra, ya intuía: Madre de Dios es una de las regiones más biodiversas del planeta.
Hasta la fecha, los inventarios liderados en las áreas de influencia de Inkaterra han registrado 903 especies de aves (equivalente al total registrado en Costa Rica), 362 especies de hormigas (récord mundial respaldado por el biólogo E.O. Wilson), 313 especies de mariposas, 100 mamíferos, 372 orquídeas nativas (la colección más grande en su hábitat natural, según la American Orchid Society) y 1,266 especies de plantas vasculares. Además, Inkaterra Asociación ha descrito 36 especies nuevas para la ciencia, incluyendo 27 orquídeas, 5 anfibios, una mariposa, 2 bromelias y una enredadera tropical.
Ese espíritu pionero continúa vivo. En alianza con más de 200 investigadores e instituciones, Inkaterra Asociación lidera iniciativas científicas, de conservación y desarrollo comunitario en todo el Perú —desde la Amazonía y los Andes hasta la costa del Pacífico Tropical. Más que una institución científica, Inkaterra Asociación es el alma de la experiencia Inkaterra. Sus proyectos inspiran las experiencias que los viajeros disfrutan en cada propiedad, dan forma a la identidad de la marca y aportan significado a cada destino.
Al acercarse el 50º aniversario de Inkaterra, la Asociación lidera iniciativas audaces que amplían la visión de la marca y profundizan su impacto. Entre ellas destaca el Madre de Dios Sustainable Landscape (MDSL), un corredor de conservación de más de 100,000 hectáreas que protege los servicios ecosistémicos, combate la minería ilegal y la deforestación, y fomenta medios de vida sostenibles. El MDSL se proyecta como un polo de negocios verdes y desarrollo local, con el potencial de atraer más de 100 millones de dólares en inversión privada.
A través de estos esfuerzos, Inkaterra Asociación reafirma su creencia fundacional: que la ciencia, la cultura y el ecoturismo —cuando se unen con propósito— pueden regenerar paisajes, empoderar comunidades e inspirar a una nueva generación de viajeros comprometidos con la conservación del planeta.