Nos complace compartir esta carta de Joe Koechlin, fundador de Inkaterra, dedicada a Werner Herzog, uno de los más grandes cineastas de nuestro tiempo, con motivo del homenaje que ha recibido en el Festival de Venecia.
Querido Werner,
Celebrar el León de Oro a la trayectoria que recibiste en el Festival de Venecia, de la mano de Francis Ford Coppola, me llena de una emoción inmensa. Este reconocimiento celebra no solo tu obra cinematográfica, sino también el espíritu indomable con el que has explorado la verdad y la belleza en los rincones más remotos del planeta.
Recuerdo vivamente aquel 1971 en Lima, cuando nos conocimos y un simple apretón de manos nos lanzó a la aventura de hacer juntos Aguirre, la Ira de Dios (1972). Después vendrían los cuatro años en la selva filmando Fitzcarraldo (1982), una experiencia que nos marcó para siempre.
Alguna vez dijiste que cada persona debe mover un barco a través de la montaña al menos una vez en su vida. Yo sé que esa fue nuestra mayor lección: la certeza de que siempre hay una manera de hacer las cosas a nuestro modo, con determinación, incluso en medio de la adversidad. Hacer estas dos obras maestras a tu lado fue una de las grandes inspiraciones para fundar Inkaterra y seguir esforzándonos por conservar la biodiversidad en el Perú a través del ecoturismo.
He sido testigo de tu fuerza, tu valentía y tu capacidad para transformar los sueños en arte. Nunca olvidaré cómo, en esas condiciones extremas de la selva, descubrimos que siempre existe un camino alterno para vivir, crear y superar los obstáculos. Como bien dijo Coppola: “Si Werner tiene límites, no sé cuáles son”.
También quiero felicitar a Lena, tu compañera inseparable por los últimos treinta años. Su mirada como fotógrafa y su presencia constante han sido un espejo y un refugio para ti, inspirándote en tu obra y en tu vida. La complicidad que comparten es una obra de arte en sí misma, y estoy convencido de que este premio también celebra esa unión, que ha nutrido tu sensibilidad y tu manera única de observar el mundo.
A lo largo de los años hemos seguido siendo compañeros de aventuras: desde el taller de cine que organizamos en Inkaterra con jóvenes realizadores que llegaron a Madre de Dios provenientes treinta países, hasta la emotiva celebración por los 50 años de Aguirre en Florida. Estoy seguro de que compartiremos muchas vivencias más. Ojalá pronto encontremos una nueva historia que te lleve a filmar otra vez en el Perú, país al que —estoy convencido— pertenece tu alma.
Con toda mi admiración y gratitud,
Joe