03/06/2025
Todo comenzó con una pregunta sencilla pero poderosa: ¿Puede el turismo proteger aquello que ama?
Esa pregunta sembró la semilla de Inkaterra hace medio siglo. Mucho antes de que la sostenibilidad se convirtiera en una tendencia global y las certificaciones verdes fueran un estándar, nos atrevimos a creer en una visión audaz: unir la ciencia, la naturaleza y la hospitalidad para salvaguardar uno de los ecosistemas más valiosos del planeta.
La selva como laboratorio vivo:
En 1978, en la cuenca del Madre de Dios, comenzó esta historia. El ecoturismo aún no era una tendencia, pero Inkaterra tenía claro algo esencial: explorar para entender, entender para proteger.
Guiados por el herpetólogo Ted Papenfuss y con el apoyo de la Universidad de Berkeley, un equipo de científicos se adentró en los bosques alrededor del albergue Cusco Amazónico (hoy Inkaterra Reserva Amazónica). Allí realizaron los primeros inventarios detallados de fauna vertebrada, confirmando lo que el mundo pronto reconocería: Madre de Dios es una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta.
BIOTROP: ciencia que inspira generaciones:
En 1989, Inkaterra dio un salto visionario con el lanzamiento del Proyecto BIOTROP, liderado por William Duellman y respaldado por la National Geographic Society. Este proyecto amplió notablemente el conocimiento sobre los anfibios y reptiles de la región, dando origen al libro Cusco Amazónico: The Lives of Amphibians and Reptiles in an Amazonian Rainforest. Considerado por la Universidad de Cornell como “la línea de base con la cual se compararán todos los futuros estudios de anfibios y reptiles (e incluso otros organismos) amazónicos”, este trabajo se convirtió en mucho más que un libro: fue una guía para los científicos que comparten nuestra pasión por la selva
Hoy, al celebrar cincuenta años, Inkaterra no solo es pionero del ecoturismo en Perú, sino también una fuerza activa en la investigación científica, la reforestación, la conservación de especies y el trabajo colaborativo con las comunidades locales.
Y tú, ¿crees que el turismo puede proteger lo que ama?
En Inkaterra, llevamos cincuenta años haciéndolo realidad.